Sin rutas para el camino

¿A mis musas? En la cuerda floja.
¿A mí? En la cuneta de este folio.

Yo, que siempre he disfrutado lamiéndome las heridas.
Yo, que sé de poetas y cicatrices.
Yo, que ahora estoy aquí, o quizás allí… 
en el punto de inflexión entre la búsqueda y el porvenir.

Haciendo malabares con la lógica y la locura, me llevas de la mano.

Hasta el punto de querer romper todas las brújulas del mundo 
para luego perderme en tus ojos.

Hasta el punto de querer arrugar un mapa 
para tenerte más cerca.

Hasta el punto de cambiar mis “nunca más” de lugar.

Hasta ese maldito punto. 

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