Sobreinformados
Nos habían informado
del número de calorías
que se gastaban cuando hacíamos eso de sentir.
Y también lo que costaría tener labios
más llenos de química,
que de verdades.
Contaminados en una orgía de ondas,
decidieron marcar el paso,
a las nuevas degeneraciones.
Etiquetaban todo.
Catalogaban hasta al mismísimo silencio.
Entonces,
se hizo balance,
y los doctores sentenciaron:
- Fallo en el sistema -
Ilusos.
Contar las lágrimas del alma,
fue misión imposible.
del número de calorías
que se gastaban cuando hacíamos eso de sentir.
Y también lo que costaría tener labios
más llenos de química,
que de verdades.
Contaminados en una orgía de ondas,
decidieron marcar el paso,
a las nuevas degeneraciones.
Etiquetaban todo.
Catalogaban hasta al mismísimo silencio.
Entonces,
se hizo balance,
y los doctores sentenciaron:
- Fallo en el sistema -
Ilusos.
Contar las lágrimas del alma,
fue misión imposible.
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