Aquí no hay dragones

El caso es que aquí ya no hay dragones,
aquí... han luchado cíclopes.

Y el ego juega,
y el ver por un sólo ojo afecta.

Y así no hay quién vea los golpes que vienen de repente. Así nunca sabes cuál es el punto de origen.

Que te va a doler,
y no vas a tener ni idea de dónde han salido tantos cristales.

Que vas a gritar,
y no vas a saber porqué la maquinaria está trabajando en alto rendimiento.

Que todo va a estallar en mil pedazos,
y no serás consciente de quién cojones ha activado el detonador.

Que ahora todo gira y tú... ya no.
Que todo sigue su curso... y tú ya no bailas.
Que la respiración se agita y no eres capaz de reconocer al titiritero.

Lo peor es sentir que tú sigues siendo, pero lo de fuera ya no es lo de dentro.

Y eres extranjera en tierras conocidas,
y eso sí que es sentirse perdida.

Recuerda que aquí no hay dragones.
Recuerda que tú te los has llevado todos.

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