Estás, claro que estás

Te escondes en muchos sitios,
y yo, atenta a cada mirada espía, te descubro entre ellas.

Y es que joder, te veo en el ojalá de Silvio,
En la pluma de Boris Vian,
En la entereza de Allende,
Y en la guitarra de Jara.

En el ron de Ibarra,
En la isla de García Cabrera,
En los cronopios de Cortázar,
En los cuadros de Frida.

En las venas abiertas de Galeano,
En todos los motivos de Sabina,
En la imaginación conjunta de Andrés,
En la vereda de Robe.

En la revolución de Rosa,
En los retales de Los Chikos,
En la metamorfosis de Kafka,
En la única balada de los Maiden.

En el cuento de Ismael,
En la inspiración de Lechowsky,
En el odio de Kassovitz,
En la juventud de M. Hernández.

En los cien años de Gabo,
En el chan chan de Compay,
En la rabia de Arkana,
En el perdón de Nicola.

En la musa de Guillén,
En la pajarita de Machín,
En las soledades de Machado,
En los tangos de Gardel.

En mis versos (des)vestidos.

Te encuentro en todas partes. 

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